lunes, 17 de agosto de 2009

Historias Colectivas

El hipopótamo Chichilo

El hipopótamo Chichilo se fue al río a nadar un poco mientras su mamá hacía la comida. Estaba en el agua fresquita con sus amigos y con sus enormes patas hacía chas–chas. Entre todos habían construido un trampolín con ramas de árboles y Chichilo se quiso tirar. Pero las ramas no resistieron el peso del hipopótamo y Chichilo cayó al río con trampolín y todo. No se lastimó porque el agua era blandita, pero se hundió hasta el fondo. La mamá lo rescató agarrándolo por la cola.




Las travesuras de Antonieta.


La víbora Antonieta

jamás se queda quieta.

Da muchas volteretas,

se encuentra con Julieta

para andar en bicicleta

y nadar en la pileta.

domingo, 2 de agosto de 2009

Historias

Jugando a partir de imágenes o diferentes situaciones de clase, entre todos inventamos estas historias que compartimos:

Un bicho raro.

Había una vez un bicho raro que andaba paseando por las paredes de la escuela Sydney Sowell. De pronto entró al salón de segundo A, se colocó encima del pizarrón y empezó a copiar la tarea. La seño le hizo mimitos y al bicho le gustó porque era mimoso. Se quedó toda la mañana con nosotros.


El oso cariñoso.

Había una vez un oso cariñoso que tomaba sol sobre una nube. En la panza tenía un espejo donde se reflejaba el sol. Está cómodo y feliz en esa nube porque era blandita y se hamacaba con el viento.




Martina, la jirafa.

Había una vez una jirafa llamada Martina que era muy alta, tan alta que llegaba al sol. Como el sol le quemaba las orejas sus amigos los monos la quisieron ayudar. Para eso treparon por su cuello (los monos son buenos trepadores) y le pusieron un sombrero grande y naranja. Martina se sintió aliviada y los monos felices por haberla ayudado.




¿Qué hay detrás del pizarrón?

Este año cambiaron el pizarrón de segundo A por uno nuevo. Cuando David y Cristian sacaron el viejo de la pared nos llevamos una gran sorpresa. ¡¡¡Detrás del pizarrón había un duende!!! Primero nos asustamos un poco pero después se nos ocurrió una idea y empezamos a gritar todos juntos: “¡Cumplime un deseo! El duende nos dijo que éramos muchos y el chiquito, no tenía magia para tantos. Pero que si nosotros nos poníamos de acuerdo y pedíamos un deseo entre todos el lo iba a cumplir. Pensamos, conversamos y por fin decidimos: “Deseamos que de vez en cuando vengas a enseñarnos vos en vez de la seño”. El duende aceptó. Desde entonces a veces viene y nos da clase. Ya aprendimos a viajar al pasado, al futuro y otras cositas más que guardamos en secreto.