Pepe y Toto son dos robots de cartón y papel que viven en Segundo A. Los chicos y la seño sospechamos que por las noches, cuando nadie los ve, hacen de las suyas. Por ejemplo:
Cambian todos los bancos de lugar. Revisan los registros de las maestras y los boletines de los chicos. Escriben y didujan en el pizarrón. Prenden y apagan la luz. Corren por el patio. Tocan el timbre del recreo muuuuchas veces. Se meten en los armarios. Se comen toda la comida que siempre reparten Gladys, Rita y Miriam. Se comen todas las golosinas del kiosco. Dibujan rayuelas de colores en el patio. Construyen más robots.
El hipopótamo Chichilo se fue al río a nadar un poco mientras su mamá hacía la comida. Estaba en el agua fresquita con sus amigos y con sus enormes patas hacía chas–chas. Entre todos habían construido un trampolín con ramas de árboles y Chichilo se quiso tirar. Pero las ramas no resistieron el peso del hipopótamo y Chichilo cayó al río con trampolín y todo. No se lastimó porque el agua era blandita, pero se hundió hasta el fondo. La mamá lo rescató agarrándolo por la cola.
Jugando a partir de imágenes o diferentes situaciones de clase, entre todos inventamos estas historias que compartimos:
Un bicho raro.
Había una vez un bicho raro que andaba paseando por las paredes de la escuela Sydney Sowell. De pronto entró al salón de segundo A, se colocó encima del pizarrón y empezó a copiar la tarea. La seño le hizo mimitos y al bicho le gustó porque era mimoso. Se quedó toda la mañana con nosotros.
El oso cariñoso.
Había una vez un oso cariñoso que tomaba sol sobre una nube. En la panza tenía un espejo donde se reflejaba el sol. Está cómodo y feliz en esa nube porque era blandita y se hamacaba con el viento.
Martina, la jirafa.
Había una vez una jirafa llamada Martina que era muy alta, tan alta que llegaba al sol. Como el sol le quemaba las orejas sus amigos los monos la quisieron ayudar. Para eso treparon por su cuello (los monos son buenos trepadores) y le pusieron un sombrero grande y naranja. Martina se sintió aliviada y los monos felices por haberla ayudado.
¿Qué hay detrás del pizarrón?
Este año cambiaron el pizarrón de segundo A por uno nuevo. Cuando David y Cristian sacaron el viejo de la pared nos llevamos una gran sorpresa. ¡¡¡Detrás del pizarrón había un duende!!! Primero nos asustamos un poco pero después se nos ocurrió una idea y empezamos a gritar todos juntos: “¡Cumplime un deseo! El duende nos dijo que éramos muchos y el chiquito, no tenía magia para tantos. Pero que si nosotros nos poníamos de acuerdo y pedíamos un deseo entre todos el lo iba a cumplir. Pensamos, conversamos y por fin decidimos: “Deseamos que de vez en cuando vengas a enseñarnos vos en vez de la seño”. El duende aceptó. Desde entonces a veces viene y nos da clase. Ya aprendimos a viajar al pasado, al futuro y otras cositas más que guardamos en secreto.
Los chicos leyeron el texto “ A enredar los cuentos” de Gianni Rodari. (Lápiz lapicera, páginas 8 a 10) e investigaron sobre un elemento en especial que aparece en el cuento: el tranvía. Supieron que era un medio de transporte tan común como el colectivo en una época pasada y les preguntaron a los mayores de sus familias que les contaron estas “Historias de tranvías”
Alexander Jurado
Mi abuelo Martín me contó que los tranvías se inventaron hace mucho tiempo y que era un medio de transporte muy económico. Eran de madera y circulaban por las calles por rieles.
Ludmila Zamora
Cuando mi abuelo tenía quince años tomaba un tranvía en la calle San Martín y Magallanes en Lanús hasta Constitución. Le gustaba mucho viajar en él, tenía escalones de hierro, asientos de madera y ventanillas con varios vidrios. Le encantaba escuchar sonar la corneta, se tiraba de una soga y salía el sonido. Le llamaban la atención las vías y los cables que iban arriba del techo de los que salían chispazos. El boleto lo pagabas una vez que ya estabas sentado en el tranvía porque pasaba un señor al que llamaban “el guarda” cobrando. La gente era muy amable en esa época, mi abuelo nunca se va a olvidar del tranvía.
Karen Magali Valdez
Mi abuela Rita en el año 1960 subió a un tranvía con sus hermanas María y Rosa. Fueron de Retiro a Pompeya y les gustó mucho.
José María Molina Balderas
Mi tío Renato me contó que cuando se vino hace muchos años a vivir a Buenos Aires conoció a una jovencita llanada Marthamientras viajaba por la ciudad en tranvía. Se pusieron de novios y se casaron. El día de la boda, al salir de la iglesia también dieron un paseo en tranvía.
Lucas Arregui
Mi abuelo al llegar de Córdoba en el año 1966 viajaba en tranvía para visitar a mi abuela que en ese entonces era su novia. El trabajaba en el centro.
Katherine Casilla
Mis abuelos me contaron que cuando ellos vinieron de Corrientes el tranvía ya no andaba por las calles de Buenos Aires. Pero lo conocieron en Caballito y anduvieron en él en la primer salida que hicieron por la ciudad.(Allí la asociación Amigos del tranvía lo mantiene en funcionamiento algunos días para que la gente pueda pasear) También se subieron al premetro que es parecido al tranvía.
En su época el tranvía fue un medio de transporte muy importante porque llevaba a mucha gente a todos lados.¡¡Hasta aquí es lo que les puedo contar!!
Agustín Escubilla
Yo sé que hoy hay un tranvía en la ciudad para que la gente pasee y los turistas conozcan lo lindo que son nuestros lugares.
Lucas Benítez
Esto me lo contó un amigo que llamado Emilio. El conoció el tranvía en Tucumán, en el año 1958. Me dijo que tenía el largo de un colectivo más o menos pero andaba sobre rieles como los trenes y se tiraba de una cuerda que hacía sonar una campana para avisar al chofer que iba a bajar gente. Además del conductor había otro señor llamado “guarda” que cobraba el boleto. El tranvía tenía parada en todas las esquinas.
Si querés pasear hoy en tranvía, hacelo. Enla calle Emilio Mitre al 500 ( esquina José Bonifacio), barrio de Caballito en la Capital, podés tomarlo los sábados y feriados de 16 hs a 19:30hs y los domingos de 10 hs a 19: 30 hs.
Las unidades que integran la flota colección de la Asociación Amigos del Tranvía parten cada 20 minutos. Para informarte mejor entráa la páginahttp://www.tranvia.org.ar ¡¡¡¡¡Y buen viaje!!!!
Leer más rápido. Jugar con plastilina. Saber más. Estudiar del libro nuevo. Jugar en el recreo. Traer mi perro a la escuela para que todos lo toquen. Pintar. Hacer historias. Aprender todo lo del mundo. Poder quedarme más tiempo sentado. Escuchar cuentos. Aprender las tablas. Ser escolta de la bandera. Me encantaría tener un amigo chino como el del calendario del salón.
Hay gente que no tiene paciencia para leer historias.
Acá se cuenta que Josefina iba caminando y encontró una llave.
Una llave sin dueño. Josefina la levantó y siguió andando.
Seis pasos más adelante encontró un árbol. Con la llave abrió la puerta del árbol y entró. Vio cómo subía la savia hasta las ramas y subió con la savia.
Y llegó a una hoja y a una flor. Se asomó por la orilla de un pétalo, vio venir a una abeja y la vio aterrizar.
Con la llave, Josefina abrió la puerta de la abeja y entró. La oyó zumbar desde adentro, conoció el sabor del néctar y el peso del polen. Y voló hasta un panal.
Con la llave abrió la puerta del panal, abrió la puerta de una gota de miel y entró y goteó sobre la zapatilla de un hombre que juntaba la miel.
Hay gente que en esta parte ya se aburre y no sigue más. Pero la historia dice que, con la llave, Josefina abrió la puerta del hombre y entró.
Y sintió lo fuerte que quema el sol y cómo se cansa la cintura y que el agua es fresca. Y con la mano del hombre acarició a un perro común y silvestre.
Con la llave, Josefina abrió la puerta del perro y entró.
Y les ladró a las gallinas, al gato y al cartero.
Y después abrió la puerta del cartero, del gato, de las gallinas, de las limas para uñas, de las tortas de crema, de los banquitos petisos y de los grillos.
Hay gente que a esta altura ya se fue a tomar la leche.
Pero la historia dice que, cuando estuvo segura de que esa llave abría todas las puertas, Josefina abrió la puerta de Josefina y entró.
Se sentó en el banquito petiso y, con la lima para uñas, se puso a hacer otra llave que le salió distinta a la primera, pero igual.
Después se quedó sentada en el banquito, pensando. Josefina quiere elegir a quién darle la segunda llave. Porque no es cuestión de dársela a cualquiera.
Pero si vos todavía estás ahí, si no cerraste el libro y no te fuiste a tomar la leche... acá la tenes, tómala.
Porque dice Josefina que la llave es tuya.
Iris Rivera.
Saca la lengua, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1999.
Se trabajó la siguiente consigna:
Los chicos tomaron la llave que les daba Josefina y buscaron en ellos la puerta para ir hacia adentro. Encontraron puertas en:
El corazón. La cabeza. La panza. Los ojos. Los oídos. La nariz. La boca. Las piernas. Las manos.
Una vez que localizaron las puertas las abrieron y encontraron:
¡¡Hola familias!! Este espacio pretende ser una "ventana" al aula que les permitirá "espiar" algo de lo que en ella sucede y que no se ve en los cuadernos. De esta manera podrán acompañar el proceso de aprendizaje de sus chicos y compartir sus experiencias de una manera más completa. Espero que lo disfruten.
Nuestro trabajo
Las historias que aquí se publican son hechas en forma oral y colectiva a partir de diferentes estímulos (juegos, imágenes, situaciones espontáneas)
También podrán leer ocurrencias o reflexiones de alumnos en particular.
Todas son evidencia de la rica imaginación que tienen los niños.
La Seño Silvina
Dibujamos nuestra escuela
Algunos de los chicos de 2º A hicieron estos dibujos de la escuela que hoy compartimos con ustedes...
CHICOS EN ESCENA
Así se vieron los chicos de 2º A, el año pasado, representando una versión "muy libre" del cuento "El día de las tortugas" de Gustavo Roldán. Hubo elefantas y leones rockeros junto a un grupo de fans variado y colorido: